viernes, 20 de julio de 2007

Mi encantador caos

Están pasando cosas. Mi mundo se mueve a mil por horas. Cuando pensaba que estos dos meses sin la persona que me arranca suspiros, ese que conoce mis secretos y mis sueños, arregla sus últimos compromisos en el país de la bota para regresar a los brazos de este chileno atribulado de proyectos, de nuevos amigos, y lo más importante: de una nueva actitud.

Estoy cerrando ciclos. Hoy renuncié a mi curso de narrativa, ese que frecuenté lunes a lunes durante un año y medio. Porque ya era suficiente. Fue difícil, una decisión asumida con nostalgia. Pero ya está. Debemos tomar opciones, decisiones. De eso está hecha la existencia humana, decía Sartre. Y vaya razón que tenía.

Pero comienzan otros. Una veintena de personajes que conocí en marzo y que prometo conocer mucho más. Por lo menos esa es la voluntad de ellos y mía. Y son grandiosos, simpáticos, interesantes y de risa fácil. Martes, jueves, y cuando tenemos seminarios con los catalanes, se agregan los viernes y sábados. Y como pronosticó uno de ellos, un italiano para más, lograremos ser una gran “familia”.

Ese postgrado que me deja desfinanciado, pero que día a día se vuelve más irresistible. Con decirles que la próxima semana, y sólo para nosotros, dará una clase magistral el director de la editorial española, esa de los libros amarillos, caros, que publica a Auster, Baricco, McEwan, Amis, Ishiguro, Ford, y hasta a Bolaño y a Zambra. Un lujo. A propósito de este magíster, estoy dejando de lado esa cesantía que ya pesaba, molestaba y se extendía como un cáncer para mis finanzas personales. Porque en unas semanas cumpliré mi sueño, ese que tenía siendo un bebé del periodismo, la figura ideal que mostraba Guido Vecchiola en la teleserie Fuera de Control como el crítico de cine Santiago Goic. Sí, comentaré películas para el más importante suplemento de espectáculos que circula en el país, dentro del llamado “decano del prensa escrita”. No puedo pedir más. Es el “sueño del pibe”.

Disculpen si he escrito poco, me prometí a mi mismo que estos relatos personales abundarían en este blog en cuánto a su periodicidad. Pero las últimas semanas han sucedido todas estas cosas. Reuniones sociales, salidas, bienvenidas a mi mejor amigo proveniente de los nevados Buenos Aires, a eso súmenle clases, trabajos, y pegas que me apasionan y que aparecieron en el circunstancial buen ánimo y arrojada personalidad de quién escribe.

Si en la superficie pasan cosas, imagínense como tengo todo en la cabeza. Han sucedido episodios, he descubierto a personajes, y por sobretodo, he madurado algunas ideas y emociones que aparentemente me tenían a full, y las he decantado. Con todo lo que les he contado hasta el momento en este blog, ustedes saben lo que me pasa emocionalmente con aquel personaje que cruzó el Atlántico hace poco menos de dos meses. Sé también que esta distancia es la prueba de fuego para lo que sucederá a su regreso. Está claro que he bajado la adrenalina al respecto. Me he llenado de dudas respecto al futuro. Prefiero concentrarme en estos logros profesionales que recién comienzan a asomar. Lo demás se verá en el camino. A veces pensar tanto hace mal. Lo mejor de todo es que solo no me he sentido. Esta semana hemos conversado virtualmente bastante seguido. Sigo expectante a su regreso.

1 comentario:

valeria dijo...

felicitaciones!!
me alegro por ud.
salu2