Mi teclado pesa y piensa. Se ha demorado en decidir si contar esta historia o no. Cuando decidió hacerlo, tuvo otro conflicto: Cómo contarla. El siguiente relato viene a cerrar una trilogía de mujeres características en cualquier círculo social existente (la egocéntrica, la promiscua y, ahora, la infiel). Seguramente a muchos de ustedes les haya incomodado ciertas descripciones y características de las anteriores. Siempre se habla de este tipo de personajes a escondidas, en susurros, por detrás. Molesta mirarnos al espejo y poner en evidencia que todo lo que hablamos con ese desparpajo acostumbrado a la hora del chisme puede estar escrito en un blog para conocimiento público. Para algunos este puede ser un ejercicio cruel (y en parte lo es), pero prefiero pensarlo como un ejercicio más honesto que el acostumbrado.
Juzguen ustedes si esta historia, es una historia de infidelidad o de amor. Personalmente pasé por los dos estados, pero estoy convencido y adhiero a la segunda opción.
Libertad es una joven profesional. Mientras estudiaba la carrera que hoy ejerce, se convirtió en la alumna estrella, la mejor de su generación. Siempre con una actitud serena, relajada y nunca protagonista. Era un talento silencioso pero productivo. Libertad es una mujer discreta, sensata. Educada en una familia de clase media acomodada en un barrio tradicional del gran Santiago. Hasta el año pasado llevaba 8 años de noviazgo con quién se casaría en diciembre. Luego de una exitosa práctica profesional en un prestigioso suplemento cultural, Libertad fue requerida para la sección de Cultura y Magazine de una revista que se obsequia con el diario de su entonces competencia. Así pasó todo su 2006, entre planificando su matrimonio y haciendo artículos que pretendían ser interesantes pero que solo sacaban bostezos. Pero no era su culpa. Su novio, un ingeniero conservador, fanático del motocross se iría un día después del bullado casamiento, a Los Ángeles, California, a estudiar un MBA en UCLA. Y Libertad como buena y fiel esposa lo acompañaría hasta el fin del mundo si fuese necesario.
Juzguen ustedes si esta historia, es una historia de infidelidad o de amor. Personalmente pasé por los dos estados, pero estoy convencido y adhiero a la segunda opción.
Libertad es una joven profesional. Mientras estudiaba la carrera que hoy ejerce, se convirtió en la alumna estrella, la mejor de su generación. Siempre con una actitud serena, relajada y nunca protagonista. Era un talento silencioso pero productivo. Libertad es una mujer discreta, sensata. Educada en una familia de clase media acomodada en un barrio tradicional del gran Santiago. Hasta el año pasado llevaba 8 años de noviazgo con quién se casaría en diciembre. Luego de una exitosa práctica profesional en un prestigioso suplemento cultural, Libertad fue requerida para la sección de Cultura y Magazine de una revista que se obsequia con el diario de su entonces competencia. Así pasó todo su 2006, entre planificando su matrimonio y haciendo artículos que pretendían ser interesantes pero que solo sacaban bostezos. Pero no era su culpa. Su novio, un ingeniero conservador, fanático del motocross se iría un día después del bullado casamiento, a Los Ángeles, California, a estudiar un MBA en UCLA. Y Libertad como buena y fiel esposa lo acompañaría hasta el fin del mundo si fuese necesario.
“Aquel mensaje que no debió haber leído, aquel botón que no debió haber pulsado. Aquél consejo torpemente desoído, aquel espacio era un espacio privado. Pero no tuvo ni tendrá la sangre fría ni la mente clara y calculadora. Y aún creyendo saber en lo que se metía, abrió una tarde aquella caja de pandora…”
Escribiendo esta historia se me cuela una canción de Jorge Drexler llamada “La infidelidad en la era de la informática”, que iré intercalando a partir de ahora. El momento en el que Thomas Perowne, sí el mismo que les narra, se ve involucrado indirectamente en esta teleserie.
No entiendo como Libertad dejó que todo lo que viene sucediera y llegara a esos extremos. Contaré la historia tal cual se dio. Libertad se casó en un matrimonio auspiciado por los padres de ambos. Se veían preciosos y todo fue muy bonito, según lo que me contaron. Al día siguiente, el novio dejaría Chile para reencontrarse con su amada en el mes de febrero en el país del Tío Sam. Libertad se fue en febrero, imagino que atormentada y no tan feliz por la historia que dejaba en Chile…
Llegó marzo y Thomas debía inscribir ramos en el magister que realiza. Le llega un correo dando aviso de este trámite y en su remitente aparecen todos los inscritos a los cuales le enviaban el mismo anuncio. Uno de esos correos era el de Libertad. Extraño. La imaginaba en la ciudad del cine, con mucho sol y palmeras, planeando su año probablemente estudiando algo. Pero no.
Thomas acude a la toma de sus ramos, y pasa a saludar a su querida profesora y encargada de todos los trámites de titulación de los egresados. Le cuenta en qué anda, y le pregunta si ha sabido algo de Libertad. Ella le dice “Ah! Que no supiste? Libertad está de regreso en Chile. Su novio la mandó de regreso luego que le pillara su casilla de correos abierta con mails de su amante en Chile”.
“Y la obsesión desencripta lo críptico, viola lo mágico, vence a la máquina, y tarde o temprano, nada es secreto en los vericuetos, de la informática…”
El amante de la aludida era uno de sus compañeros de trabajo de la revista. Casado y padre de un hijo de casi dos años y uno de siete meses de gestación. Insatisfecho de su matrimonio, cuando sabe que Libertad se viene de regreso a Chile (ella lo llama desesperada desde el aeropuerto de Los Ángeles. Lo mismo hizo para avisarle a su familia) decide romper con su esposa diciéndole que la deja porque está completamente enamorado de otra mujer (sic).
El novio engañado, destrozado y valiéndose de las amistades de su padre en la empresa editorial donde el amante de su esposa trabajaba, se encarga de que las máximas autoridades sepan del caso. Pero en vez de estos despedir al periodista, lo que hacen es cerrarle las puertas para cualquier oportunidad de trabajo a la mujer que viajaba por el Pacífico de vuelta al Chile de sus orígenes.
Para más, el conservador novio engañado, le pide la nulidad eclesiástica a Libertad, mientras él es presa de una profunda depresión, que lo tiene hasta la fecha en tratamiento, y con constantes visitas de familiares hasta su residencia en los Estados Unidos.
Thomas supo todo esto en menos de cinco minutos, y quedó en shock. No podía creerlo. Y más cuando conocía a Libertad, al novio y al amante (había trabajado con él durante su práctica profesional). Y era tan fuerte la historia que todo le impedía tener un juicio. Es más, todavía no sabe si lo tiene (no sé si sería bueno tenerlo). Lo único que piensa Thomas hoy, luego de haber sido informado de una de las historias humanas más asombrosas que hubiese escuchado nunca ( y que sólo había visto en teleseries), es que por más que hubiesen errores en la manera que Libertad hizo las cosas, éstas ya fueron así. Y aunque ahora Libertad luce un estado de ánimo menos interesado, más oscuro y apático, luce de la mano y junto con ese hombre que hoy se atreve a mostrar en cumpleaños y celebraciones. Y se ve feliz.