lunes, 23 de junio de 2008

Get Carried Away

Carrie y las chicas están de vuelta. Para mi felicidad, Mr. John Preston, alias Big también. Una buena amiga me confidenciaba que había tres cosas que esperaba con ansias durante este año: la llegada del iPhone, el concierto de Madonna y el estreno de Sex and the City. Mucho se podrá hablar de esta serie creada el año 98 por la cadena de televisión HBO: que es un reguero de clichés, prototipos, caricaturas y situaciones inverosímiles; también que es un manifiesto feminista con un centímetro de profundidad. Pero ya, que va, es una serie. Un mero producto de entretención que sí, estamos claros, construye un modelo de ser mujer y de la nueva femeneidad, pero también estamos de acuerdo que en varios aspectos agradecemos que lo haya logrado (no sé porqué pero las chilenas post S.A.T.C. harto mejor que se visten, no creen?). Pero qué hago yo escribiendo este panegírico en torno a las conocidas chicas que en la ficción pululan en la Gran Manzana (y ahora en la gran pantalla): primero, ya sabrán de mi sensibilidad especial con el mundo femenino y con mi gusto por el buen vivir, el estilo, las series de televisión, la cultura pop, etcétera. Segundo: tuve, OBLIGADAMENTE que asistir a la función privada para la prensa que la distribuidora Warner organizó el viernes pasado en el Cinemark Alto Las Condes. 13 días antes de su estreno comercial. Y hubo varias que me envidiaron por eso. Para ustedes, queridas amigas, va este sentido post.

147 minutos de “Sex and the City” después de 4 años de su término por televisión. Se hizo larga la espera, como igual de larga se hace la película. Sí, porque éste es el principal y más grande pecado de esta adaptación cinematográfica. Si por esas casualidades tuviera que criticarla para el suplemento donde escribo, sacrificaría las 4 estrellas sólo por culpas al editor del filme, que debería haber tenido la sensatez de sacarle fácil 30 minutos a la historia. Me detengo acá. (Antes de seguir quisiera explicarles que el “spoiler” es un término que anuncia un adelanto de la trama, que si no quieren leer ruego se los salten, vale?) Y porqué todo se hace tan largo: SPOILER porque el vía crucis de Carrie luego de su arruinado matrimonio con Big se hace eterno innecesariamente FIN DEL SPOILER.

Todo el alargue innecesario se usa para presentar a Jennifer Hudson (“Dreamgirls”), la nueva asistenta de Carrie Bradshaw que claro, aporta frescura y una nueva historia, pero no es suficiente para justificar lo injustificable. Independiente de los minutos de más, debo sentenciar algo que sé que quieren saber: La película no defrauda en nada. Es un artefacto hecho para el disfrute de las fanáticas más acérrimas como también a quienes nunca vieron ni un solo capítulo. Muchas de mis colegas se echaron hasta su lagrimón y lo confesaban abiertamente. En otras palabras, lágrimas y risas mediante (que hay muchas), “Sex and the City: la película” es una gran celebración. De la moda, del buen vivir, del amor, de la vida después de los cuarenta, de ser mujer, etc. Y todo aquello, por más gringa que sea en muchas ocasiones, la hace añorable y se vuelve un placer nada de culpable.
Les pido que cuenten cuántas veces aparece Carrie con una vestimenta nueva en los primeros diez minutos de metraje. Ese éxtasis, queridas amigas, se extenderá por las siguientes más de dos horas. Sigo enunciando pequeñas sorpresillas: ¿Cuántas de ustedes quisieran que la editora de Vogue les propusiera salir de novia en las páginas de la revista con vestidos de Dior, Lanvin, Prada, Christian Lacroix, Oscar de la Renta, Carolina Herrera y Vivienne Westwood?? Vuestra amiga Carrie lo logra, en una sesión de fotos que es uno de los momentos hilarantes de la película. Momentos entrañables como cuando Carrie se mete a la cama con un libro prestado de la biblioteca y Big lee las páginas económicas del que supongo es el New York Times. Big está con el pijama abierto (Imaginen como sufrí por inhibirme de hacer cualquier tipo de exclamación ante mis colegas) y Carrie le quita los lentes que lleva puestos para leer, y muy sexy se los pone ella.
Hay que reconocer la buena mano en la fotografía, el exceso de estilo en el vestuario, en la elección de locaciones, y en la impecable interpretación de la Hudson y de Chris Noth (Mr.Big) que hacen que todo fluya de forma casi idílica.

Queda poco para lo que tanto esperan. Insisto, no las defraudará. A mi me tinca verla de nuevo solo por el hecho de acompañar a alguna de mis amigas. Pero me pesaron los 147 minutos. El resto está muy bien, se reirán a destajos y verán una buena comedia romántica. Quizás la con más estilo después de “El Diablo se viste a la Moda”.
*las fotos son de Annie Leibovitz para la edición de junio de Vogue.