lunes, 25 de junio de 2007

Cóncavo y Convexo

Inolvidable canción del mítico Roberto Carlos, para graficar una historia de amor inexplicable, azarosa, dulce y memorable. La de dos personas tan distintas como el lugar donde nacieron. Y justamente es eso lo que la vuelve sorpresiva y mágica. Así, como ninguna otra.

Gianluca y Camilo estaban destinados a conocerse. Gianluca llegó a mitad del año pasado a Chile, proveniente de Italia. Las razones de su estancia en Chile son muchas, la mayoría de carácter académicas. Al final de este post, una de las razones de su permanencia en la capital, será Camilo. Camilo vive en Santiago, tiene veintitantos. Pasa su cesantía incrementando títulos para su currículum, escribiendo, leyendo, planificando reuniones con sus amigos entrañables, manteniendo su mente y su cuerpo activo con ejercicios de carácter integral. En su incansable gusto por los idiomas, un día como cualquiera, Camilo le comentó a una amiga que el italiano sería una lengua encantadora de conocer. Gianluca, aunque proviene del mundo humanístico, no es profesor. Pero para mantener su vida en Chile, hace clases a cercanos. Amistades en común, lugares y contextos inauditos, los llevaron a contemplarse, a hablar por ratos largos, en conversaciones telefónicas que se alargaban por dos horas como mínimo, con encuentros en donde, muchas veces y especialmente las primeras, les mantenían concentrados, mirándose y con una sonrisa coqueta en sus labios. Así, uno y otro.

Algunas semanas de clases. Profesionales hasta que sus cuerpos no resistieron más. Porque sus sensaciones se negaban a seguir escondidas. Lo caballero de ambos daba lugar a un tipo de caballerosidad más galante y romántica. Así comenzaron los regalos, los girasoles, las salidas de compras, los helados o preparar mariscos y pastas en el departamento de Gianluca, como antesalas imborrables, para momentos imborrables.

Uno de ellos fue un libro que Camilo le trajo a Gianluca desde Buenos Aires, cuya dedicatoria versaba lo insólito de la vida, acerca de estas fuerzas indescifrables que hacen que dos personas, tan ajenas como poco probables, se conocieran y quedaran encantados. Serendipity le llaman los gringos a ese fenómeno.

La banda sonora de esta historia la integran canciones de Jorge Drexler, de Cerati, de Eros Ramazzotti y Miguel Bosé. A ellos venía escuchando Camilo, triste de vuelta del aeropuerto, cuando fue a dejar a su ser amado, quien volvía a Europa por motivos laborales, académicos y familiares. Pero esta historia se niega a un final trágico. Gianluca tiene fecha de regreso a Chile para agosto, y Camilo trata de no recordarlo porque la nostalgia es inmensa. Pero su imagen se reitera y no se resiente, porque cuando no quiere recordarlo, Gianluca se cuela en sus sueños, por la noche. Razón que le hace suponer a Camilo que esto no se trata de algo superficial.

Y como Penélope esperó a Ulises, tejiendo y destejiendo. Camilo lo esperará paciente, ansioso y expectante. Porque no quiere que nadie le robe los momentos vividos, ni los proyectos por ambos planificados. Porque quiere ser fiel a la mesura que impuso Gianluca a esta relación, porque desean que esto dure por mucho tiempo. Así de idealistas. Mientras eso sucede, Camilo camina por las calles de Santiago, buscando el aroma de la bergamota que traerá de vuelta a su adorado Gianluca.

2 comentarios:

Alejandra dijo...

Muy buen relato de esta historia que de seguro tendrá un reencuentro de esos... uff!! Estimado Sr. Thomas... su relato es fresco, fluído y exquisito, ojalá siga así... y además, espero que Gianluca y Camilo logren tener un destino bello y duradero. Arrivederchi.

Pablillous dijo...

es de esperarse que el misterioso Giovanni vuelva y pronto(con seguridad volvera)