jueves, 1 de noviembre de 2007

Callar a los inocentes

Iris tenía 12 años y caminaba de sombrero, cartera, una blusa floreada y un shorcito rosado. Iris tenía 12 años y era prostituta. Desamparada, encontraba seguridad en un taxista que enajenado, hacía su ruta diaria por Manhattan. El taxista se pela, se hace tatuajes y le habla al espejo con una pistola en la sien. Pero sentía que tenía una razón por la cual estar ahí: Iris.
Pero Iris creció y se convirtió en Clarice. Clarice también tenía un pasado doloroso. La historia sugería una violación o violencia familiar por parte de su padre. Eso, hasta hacerse oficial del FBI donde le encargan el caso de Bufalo Bill, un psicópata que secuestra mujeres y las devora en su casa. Las tiene encerradas en una fosa, mientras él se trasviste. Para atraparlo, la dura Clarice se asesora de otro criminal: Hannibal “el caníbal” Lecter, un hombre con inteligencia superior que devoraba a sus víctimas y se las daba en la cena a sus invitados.
Después de una década. Meg Altman es una mujer divorciada, algo neurótica que llega junto a su hija a vivir a un enorme piso en Nueva York. La hija sufre de diabetes y tiene alteraciones de glicemia. Una noche una banda de asaltantes entra y lo único que les queda para resguardarse es una habitación fortalecida dentro del mismo departamento, donde pasarán encerradas durante todo lo que dura la historia. Tres años después, la misma Iris, que creció para ser Clarice y luego convertirse en Meg, toma el cuerpo de Kyle, una madre que en las puertas de la separación, toma a su hija y la lleva en el viaje inaugural de una compañía de aviones que ella misma ayudó a diseñar. Durante el vuelo, raptan a su hija y en la desesperación ella toma de rehén a toda la tripulación.
Todas son mujeres fuertes, con dolores, con historias pasadas. Son personajes derrotados o al límite. Son mujeres golpeadas por las circunstancias y que su carácter las describe por sus actos. Mujeres corajudas, valientes y duras. Jodie Foster nació para lucirse en la gran pantalla con este registro. Erica Bain es su nuevo desafío. Una conductora de radio, que en un paseo nocturno junto a su novio de color y su perro, es víctima de un ataque de una banda de delincuentes que asesinan a su prometido y a ella la dejan en estado de coma. Su personalidad cordial y enamorada cambia para transformarse en una mujer fría, ruda, dañada. Quiere tomar venganza por sus propias manos, y comienza a ser la anónima heroína de Nueva York, eliminando a todo delincuente que se le cruce enfrente. “The Brave One”, o “Valiente” como se llamaría en Chile, está dirigida por un director intenso. El realizador de la shockeante “El Juego de las Lágrimas” y la altamente conmovedora “El Ocaso de un Amor”. Hablo de Neil Jordan.
Quizás todos estos párrafos escritos se justifiquen por mi admiración por Jodie Foster, y no los podía dejar pasar. Pero la verdadera finalidad viene acá: “Valiente” no se estrenará en Chile. ¿Porqué? Por que la película, según los censores, es políticamente incorrecta para los nacionales que llenan las salas de cine. ¿La razón? El filme no se condice con la moral de justicia que se quiere implementar en Chile. Si la película hace alarde de tomarse la justicia por las manos, producto de un cuerpo de policía negligente, justamente es algo que no se quiere difundir en Chile. Ni siquiera como una expresión artística y audiovisual.
Le preguntaba a la encargada de prensa de Warner acerca de qué pasaba si, producto de las infinitas loas que ha recibido la Foster por este rol, la Academia y todos los premios venideros, la premian con una nominación, o incluso con una estatuilla… “¿Van a mantener la postura de no estrenarla comercialmente?”, “Por el momento así será. Si la gente la quiere ver, tendrá que arrendarla cuando salga en DVD”. Lamentable, y por dos razones. Estoy cansado de que se trate a la gente como infantes, como personas no pensantes a las que hay que dirigir el pensamiento. Me cansan los poderes fácticos que desde la oscuridad quieren manipular las conductas. Eso no es de sociedad en vías de desarrollo. Cómo se nos sale el provincianismo.
La otra razón es estrictamente cinematográfica. Se estrena tanta tontera en los cines (y me consta) y no se estrenan películas que abren la discusión, que generan movimiento y debate. Porque el cine debe también tener esa función. Porque uno busca entretención, claro está, pero si hay un valor agregado aparte, bienvenido sea. “Valiente”, lejos de lo valiosa artísticamente que puede ser –y lo es, porque tuve el placer de verla- es enriquecedora a nivel de la temática que plantea, porque el argumento ciudadano que toca siempre es un tema a nivel de agenda social. Porque consigue ser rupturista dentro de los cánones clásicos. Si le sacan esa absurda prohibición, no duden un segundo en verla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dear Thomas:

Porque tan preocupado de la censura.....acaso tu mismo, mi querido "naughty boy", no te has preocupado de "filtrar" tu propio espacio.........Me has defraudado un poco, quizás solo quieres escuchar bellas loas hacia tu persona..como Petronio a Nerón antes de suicidarse para no esuchar más las mentiras de su querido y magalómano Emperador.

A donde vas? Quo Vadis

Kisses,
The Gardener

Max de Winter dijo...

Si mi intención fuese censurar, me resultaría más fácil borrar ciertos comentarios (en su mayoría maliciosos y ofensivos)

Filtré sólo para hacer más responsables a algunos que, con falta de coraje, creen que pueden lanzar cuánta sandez se les ocurre.

Pablillous dijo...

a mi no me gusto tanto la pelicula..aunque ella como siempre notable